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Circulan diversas desinformaciones sobre la capacidad del ser humano para controlar el clima y el tiempo. Algunos contenidos sostienen sin evidencias que la CIA o las torres de radar meteorológico controlan el tiempo. Otros sugieren que la “siembra de nubes” puede influir en el clima, es responsable de grandes inundaciones y puede cambiar la trayectoria de huracanes. Sin embargo, varios expertos coinciden en que estos fenómenos no pueden ser atribuidos a la siembra de nubes. Te lo explicamos.
La miembro de la Cámara de Representantes Marjorie Taylor Greene (Georgia, Partido Republicano) publicó en su cuenta de X (antes Twitter) el siguiente mensaje el 6 de octubre de 2024: “Sí, pueden controlar el tiempo. Aquí el exdirector de la CIA durante el Gobierno de Obama, John Brennan, hablando de ello.”
El texto se acompaña de un video de Brennan durante una entrevista en 2016 hablando sobre diferentes “retos globales.” En el clip, Brenann habla de geoingeniería, un campo de estudios que investiga técnicas para contrarrestar el calentamiento global provocando un enfriamiento de la atmósfera.
La geoingeniería es un nuevo campo de estudios que investiga si es posible contrarrestar el calentamiento global provocando un enfriamiento en la atmósfera a escala planetaria. Este enfriamiento se conseguiría reduciendo la cantidad de rayos solares que entran en la atmósfera de la Tierra, por ejemplo, introduciendo diminutos cristales de azufre en las nubes para que funcionen como un espejo hacia el exterior, imitando lo que ocurre de forma natural tras algunas erupciones volcánicas.
Estas técnicas no están orientadas a modificar el tiempo atmosférico, sino el clima, pero en cualquier caso, no se han probado lo suficientemente como para aplicar a gran escala y pueden implicar nuevos riesgos desconocidos, según el Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
El clima hace referencia a las condiciones medias de temperatura, precipitaciones, vientos y otros elementos que se registran en un lugar durante varios años, mientras que el tiempo atmosférico sería esas mismas condiciones pero en un momento concreto.
El clip de Brennan que publicó Taylor Greene, disponible en la web de C-SPAN, habla de la inyección de aerosoles estratosféricos. Esto es una técnica de geoingeniería que consistiría en emitir a la atmósfera partículas que reflejen la luz solar para impedir que esta caliente la superficie de la Tierra. Es lo que ocurre de forma natural tras algunas erupciones volcánicas y causa una bajada de temperaturas. Pero el exdirector de la CIA no está diciendo que se estén aplicando estas técnicas. En el video se ve a Brennan explicando en qué consiste la técnica y ofreciendo sus puntos de vista. Brennan afirma que se estima que este tipo de programas es “relativamente barato, costaría unos 10,000 millones de dólares al año,” pero conlleva “desafíos para el Gobierno y para la comunidad internacional, como el riesgo de alterar patrones meteorológicos y beneficiar o perjudicar ciertas regiones del planeta.”
Existe una narrativa desinformante que indica que diferentes infraestructuras, como las antenas de telefonía o de comunicaciones, pueden modificar el tiempo. De manera paralela, también se menciona al proyecto HAARP, un programa de investigación de la ionosfera (capa superior de la atmósfera.)
HAARP, las siglas en inglés de Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia, es un sistema de radiotransmisión para investigar la ionosfera, una de las capas superiores de la atmósfera terrestre. Pero no tiene capacidad para afectar al clima o el tiempo atmosférico porque su señal no afecta a las capas bajas de la atmósfera, que es donde se originan los fenómenos meteorológicos, y el sistema necesitaría mucha más energía para poder influir en ellos, según varios expertos.
En este contexto circularon contenidos, como esta publicación en X que muestra una foto de una torre de radar meteorológico (concretamente, el radar doppler de Langley Hill, en el Estado de Washington) con el mensaje “puede que tengamos que destruir estas cosas.” Este mensaje se publicó el 6 de octubre de 2024, semanas después de la llegada del huracán Helene y dos días antes de que se emitiera una alerta para el huracán Milton.
Estos radares meteorológicos funcionan emitiendo pulsos electromagnéticos con una longitud de onda capaz de detectar gotas de nieve, agua o granizo, como precisa el Servicio Meteorológico Estadounidense y explica en esta nota Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado. Estos pulsos viajan hasta chocar con esas gotas y rebotan de vuelta al radar, lo que permite ver dónde se encuentran las nubes y las posibles precipitaciones.
Los pulsos “no tienen la energía necesaria ni siquiera para mover las gotas de agua”, explicó Shirley Murillo, subdirectora de la División de Investigación de Huracanes de la Oficina Estadounidense de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, siglas en inglés), a Science Feedback, miembro al igual que Factchequeado de la International Fact-Checking Network (IFCN).
Destruir un radar meteorológico impediría ver dónde se encuentran estas nubes y detectar eventos meteorológicos extremos con la suficiente antelación para preparar a la población.
También circulan algunas desinformaciones relacionadas con la siembra de nubes, una técnica de modificación del tiempo que busca estimular o aumentar las precipitaciones en ciertas áreas mediante la dispersión de sustancias químicas en las nubes.
Algunos contenidos indican que la siembra de nubes afecta al clima. En realidad, no afecta al clima, sino al tiempo atmosférico, como explicó en esta nota Maldita.es, medio cofundador de Factchequeado.
Si bien la siembra de nubes puede aumentar ligeramente las precipitaciones, varios expertos destacan que no es responsable de grandes desastres naturales, al contrario de lo que indican algunos contenidos desinformadores. En abril de 2024 los Emiratos Árabes Unidos (EAU) sufrieron fuertes lluvias e inundaciones. “La siembra de nubes […] sale mal,” escribió un usuario en X.
Varios expertos consideraron que las inundaciones no podían atribuirse a la siembra de nubes. El meteorólogo Oliver Branch afirmó a DW que era completamente irreal imaginar que la siembra de nubes pudiera producir lluvias tan intensas. “La probabilidad de que exista una relación entre la siembra de nubes y las inundaciones en Dubai es casi nula,” afirmó.
El profesor Richard Washington, científico del clima de la Universidad de Oxford, también dijo que la tormenta era demasiado grande para haber sido resultado de la siembra. “¿Podría entonces la siembra haber creado un enorme sistema de tormentas del tamaño de Francia? Seamos claros, eso sería como una brisa que detuviera un tren interurbano que va a toda velocidad,” escribió en un artículo para The Conversation.
El profesor Maarten Ambaum, meteorólogo de la Universidad de Reading experto en los patrones de precipitaciones en la región del Golfo, dijo al Science Media Centre que “no existe ninguna tecnología que pueda crear o incluso modificar gravemente este tipo de evento de lluvia.”
Algunos contenidos indican que la siembra de nubes también es la causante de huracanes como Helene, que azotó el sureste de los Estados Unidos a finales de septiembre de 2024. Algo que ya desmintieron los verificadores de AFP.
Christopher Rozoff, científico del proyecto en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica, explicó a AFP que el huracán Helene se formó “naturalmente” y que la tecnología actual no permite a los humanos cambiar la trayectoria de un huracán.
Rozoff dijo que si bien la siembra de nubes puede ayudar a aumentar la lluvia y la nieve al introducir partículas de hielo en ciertas nubes, no pueden afectar a huracanes como Helene.
El experto afirmó que “estamos hablando de cambios minúsculos, como cambios muy pequeños que hacen que una nube se convierta en un poco de precipitación adicional”. “Cuando se habla de algo de la escala de un huracán y las inundaciones que lo acompañan, la siembra de nubes no podría explicar eso,” añadió.
Rozoff añadió: “Si tuviéramos la capacidad de modificar las tormentas, puedo garantizarles que nuestra motivación sería proteger a la gente. Por eso, la idea de que un gobierno utilice las tormentas como arma contra su propia gente es tan errónea que resulta difícil expresarla con palabras.”
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